Una infección de ácaros puede causar daños considerables a tus plantas en poco tiempo. Las hojas dañadas son reconocibles por sus manchas amarillas que eventualmente pueden cubrir toda la hoja. En una etapa posterior, las puntas de las hojas se cubren con una telaraña blanca. Los ácaros se encuentran generalmente en el fondo de las hojas dañadas, donde se alimentan. Dado que los ácaros succionan los nutrientes de la planta, ésta no podrá crecer más.
Una manera fácil de prevenir los ácaros es colocar un diente de ajo al lado de la planta. La planta absorberá parte del olor del ajo, y esto mantendrá alejados a los ácaros. Los ácaros tampoco aman condiciones de alta humedad o temperatura baja.
Los ácaros miden entre 0,2 y 0,5 milímetros y son difíciles de ver sin una lupa. A diferencia de la mayoría de los insectos, los ácaros tienen 8 patas que apuntan hacia adelante o hacia atrás. El cuerpo suele tener forma de pera y un color verde amarillento, pardusco o rojo. Los ácaros prefieren las condiciones cálidas y secas, y por lo tanto tienden a atacar a las plantas debilitadas por falta de agua.